12 septiembre 2010

...25

Hubo un tiempo en el que quise conocerte. Hubo días en los que soñaba con encontrarte. Con verte. Con saber, al fin, cómo eras. Para reconocerme en tí. Para buscar esos rasgos que en mi no encuentro tan obvios.

Mis días tenían 25 horas. 24 normales y una más que llenaba con la esperanza de saber de tí. De que algún día aparecieras.

Hubo días en los que tu nombre se dejó ver por mi casa. Por las conversaciones del momento. Porque vendrías a mí. Porque querías conocerme. Se había abierto una ventana. Sin embargo, hoy, la puerta sigue cerrada.

Yo no sé cómo eres. Tampoco si me parezco a ti o no.
Sólo he aprendido a enorgullecerme por lo que soy. Y por lo que dejo de ser.
Por mi apellido. Que no es el tuyo.
Por mi familia. Que no eres tú..

Han pasado ya 25 años.
Agotaste tu tiempo.

Ya mis días no tienen 25 horas para esperarte. Tienen 24 en las que suelo preguntarme por qué no te dignaste a darme siquiera dos minutos para mirarme.

Ya me importa poco el conocerte. No es importante. Ni necesario. Ya no hay sueños para encontrarte. Y cierro los ojos para no verte. Ya sé cómo eres. Y no quiero reconocerme en tí. Porque nunca podría ser como tú. Mis rasgos son míos y por eso los hago obvios. Porque soy diferente a tí.

La esperanza salió por la puerta grande y se marchó con la cabeza erguida.
Hicimos lo que pudimos.
Pero supongo que simplemente perdimos la oportunidad de conocernos.
25 años son mucho y también muy poco.
Pero en lo que a tí y a mí respecta, hace rato que agotamos el tiempo.


\\


"...la luz que se enciende en sus ojos,
luego se apaga en un susurro..."


03 septiembre 2010

[ ]

"...y ponle a mis sonrisas tu nombre!"