31 diciembre 2011

...la Cindy que llevo por dentro.

...12 horas para que se acabe este año. Y yo que odio la navidad cada vez más y que acabaría con la sonrisa hipócrita de más de uno en esta época, sólo tengo un muy pero que muy firme propósito para este nuevo que viene.

Se acabó! He tenido suficiente. Que digo más que suficiente!

Se acabó el que digan que Cindy es muy buena, que Cindy es muy "polite" o "too nice"... si, si, mucha razón, el muy y el too están de más. Mucho más que de más.

Para este nuevo año me propongo espantar a los niños del demonio de mi nuevo barrio que hacen competiciones de gargajos en mi puerta, esos mismos que joden todos los fines de semana jugando con la pelotita llena de barro contra mi ventanal o justo frente a mi casa. Este año les diré que es suficiente. En holandés si me agarran de buenas o en un español súper grosero, si se encuentran con la Cindy que llevo por dentro. Poco me importan sus padres o los vecinos que pueda espantar.

He estado macerando ya mucho rato. Y la parte más agria de mi está por fin por salir a flote.

Me he cansado de hacer siempre lo que los demás quieren, por no ser rancia, por no hacerles "desaires". Pero ya basta. Tengo 26 años y creo que estoy bastante grandecita ya para poder decir lo que pienso y lo que quiero y dejo de querer. Me he cansado de ser la idiota que siempre tiene que aguantar al resto. Me he cansado de ser el mono de feria que todo el mundo lleva a rastras a todos lados. Me cansé de ser la buena hija, la buena amiga, la buena novia (que luego se come cuernos de todas alturas y dimensiones), la buena empleada, la buena ciudadana. La buena idiota...

Por eso, y mucho más también, este año nuevo me propongo decir que NO.

Que NO me gustan los niños de mi barrio. Que no me gustan sus gritos, ni su pelota, ni sus putas malas mañas. Que NO me gusta tener que recoger todas sus mierdas, esas que dejan frente a mi puerta luego de estar molestando todo el rato. Que NO quiero que jueguen frente a mi casa, porque para eso hay un parque dos minutos más allá.

Que no me gusta la gente que se cola en las filas del bus o los que no quitan sus mierdas del asiento cuando el tren va a reventar. Que no me gusta la gente maleducada que no saluda cuando te ven de frente o cuando se suben al mismo ascensor. Que no me gustan las malas caras a las 7 de la mañana. Ni los bipolares como jefes o como amantes.

A todo aquel que venga a incordiar, agárrese los pantalones.

Yo no pretendo rebajar 100 kilos ni inscribirme en un concurso de belleza. No me propongo escribir mi primera novela ni irme de safari al tercer mundo para ser la nueva embajadora de la unicef o de la ONU. No pretendo encontrar la cura del sida ni correr el maratón de NY. No pretendo ser más ni mejor.

Sólo quiero aprender a decir NO. A no callarme las mierdas que me molestan y que me hacen llorar. A no callarme las injusticias. A no pasar malos ratos. Me propongo no ser tan buena. Me propongo pensar más en mi y en lo que de verdad quiero hacer. Me propongo decir las cosas cuando las sienta y cuando y cómo me de la vena. Me propongo no tener que pasar otras navidades como éstas.

Me propongo tratar a todo el mundo con la asquerosa confianza con la que trato a mi madre. Esa que me deja decirle las cosas como son o como yo las veo. Esa que me permite, sin un pelo en la lengua, decirle lo que me molesta de ella o lo que veo que hace mal. Esa que me permite ser la verdadera Cindy. La real. Esa de carne y hueso.

... porque yo, a 12 horas para que se acabe este año, sólo me propongo ser la Cindy que llevo por dentro.

20 noviembre 2011

-


"...sometimes people write the things they cannot say..."


29 octubre 2011

"...how happiness works"



[Happiness is the consequence of personal effort.
You fight for it, strive for it, insist upon it,
and sometimes even travel around the world looking for it...]

Eat. Pray. Love.



*...my personal piece of happiness.

15 septiembre 2011

...son cuestiones de números!

[People I've loved, I have no regrets
Some I remember some I forget
Some of them living some of them dead
And all I want is to be home.
Foo Fighters - Home
]


Todavía recuerdo el hacer las maletas en casa. El cerrar la puerta. Dar vuelta a la llave. El comenzar a caminar en una dirección diferente. Diferente a todas las demás. Diferente a las antiguas. Entregar la llave junto con mi recuerdo de una casa llena de muebles que representaban una vida vivida y transitada en tiempo y espacio. Haber dejado mi piel en parte de esos recuerdos. Las lágrimas. Y luego un avión.

Unos tantos kilómetros. Innombrables para mí que no entiendo de números. Calados en los huesos de una enfermedad que se llama vacío.

Aún recuerdo cómo se siente el pisar tierra desconocida. Esa de la que tienes que apropiarte. Esa a la que tienes que grabarle tu nombre con un color que se nutre sólo de esfuerzo.

2 de Abril de 2008. Primera fecha de partida. Casi tres años y medio han pasado ya desde que pasé por la aduana tratando de no mirar atrás. Despidiéndome de lo único que conocía. De lo único que tenía.

28 de Mayo de 2011. Segunda huída. El cielo se me hizo bajo. Me ahogaba el no poder respirar a mi ritmo. El sentirme atrapada en ese lugar al que quería llamar casa sin serlo.

Han pasado ya tres meses y medio.

Tres y medio. Tiempo y espacio. Se me eriza la piel cada vez que me recuerdo en el aeropuerto de Rotterdam esperando a mi tía. Con las lágrimas brotando. Con el miedo asfixiando mi garganta. Con mis tres maletas. Y la vida a cuestas. Con una aventura que recién empezaba y de la cual no sabía si obtendría buenos frutos.

Otras maneras de expresarnos. Otras lenguas. Otras culturas. Y saber que en el fondo, nada es diferente. Gente ha quedado en el camino. El reconstruir a pedazos las cosas que han quedado de mis torpezas. El aprender de lo que he hecho bien. Y, más aún, de lo que he hecho mal. Voltear la página y seguir. Cerrar los ojos y empezar a caminar. Con tres maletas a cuestas. Una nueva aventura dejando el resto atrás.

Ya voy a casa.

...y al final de todo, simplemente, son cuestiones de números!

24 agosto 2011

*...si tan sólo pudiésemos creer todos!


"El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños.
"

[Eleanor Roosevelt]

*...si tan sólo pudiésemos creer todos!


20 agosto 2011

...* Nota mental


...crear, crear y crear más. ese debe ser el objetivo. aunque nadie entienda el motivo. aunque nadie entienda el resultado...

...retomar pinceles. crayolas. ideas creativas. producir. significados. con o sin contexto.

...crear y reflejarme en ello.

[Hoy. Den Haag. El documental de fondo. La obra. El artista]

*Den Haag "Onder de Hemel".
Un cambio de vida. Sin palabras.


...no más!

... y yo me canso de tratar de entenderte.
... simple y claro, saco bandera blanca.
... me rindo ante el enésimo intento.

... no más!


13 agosto 2011

...y en esas intermitencias, se le va la misma.

...ella aprieta esa crayola en sus manos, como si se le fuese la vida en ello. Y lentamente, con trazos tímidos, dibuja en ese plano de un blanco cegador una completa sucesión de puntos. "Uno por cada historia" -, se dice a sí misma, "...y uno por cada momento de euforia por venir". Ya no es cuestión de dividir entre bueno y malo. O entre feliz y triste. No. Ya eso queda atrás.

...ella va trazando pequeñas líneas. Se estremece cada vez que esa punta afilada desgarra la virginidad del papel. Después de todo, allí está suspendida su historia. Esa que cuenta sin contar nada. Esa que sólo es un algo desarmado. Esa que son puntos. Ligereza. Esa que en vez de ser un trazo completo y continuo, es un simple espacio ocupado de forma intermitente.

...ella dibuja de aquí para allá, porque de allá para acá sería lo contrario. Y las cosas deben tener un orden. Aunque al final sólo te desordenen la mente. Y sigue rasgando suavemente el papel mientras se esconde tras la punta de su crayola.

...ella se sienta horas y horas, tratando de divisar formas. Trata de hacer puertas. Ventanas. Salidas. Puntos de fuga. Y de escape.

...ella decide que esos trazos serán el mapa de su vida. Sin embargo la crayola es del mismo blanco del papel.

...y en esas intermitencias, se le va la misma.


12 agosto 2011

...¡Ooooohhhh crap!

Nota mental:

"...developing an emotional peanut allergy..."

¡Ooooohhhh crap!

Please please pleeeeeeeaaaaase wake up Cindy



08 agosto 2011

...de la tontosofía misma.


...y es que las cosas simples se me hacen las más bonitas.
...porque al final, con una sola palabra, resumes la vida y envuelves el mundo con ella.
...porque con gesto, el camino se hace más fácil, para ti y para el resto.

:)

¿no?



29 julio 2011

...de tonterías varias.

...si es que a veces voy en el tren y me pregunto a mi misma ¿qué dirían mis abuelos de vivir sabiendo que he regresado a su tierra para quedarme?

...y ahora lo pienso, y es que, es como la moda. No importa cuánto tiempo pasa entre una temporada y la otra, al final, todo vuelve al principio.

...y todo se recicla.

...y es que, con estos genes alborotados y a flor de piel luego de cumplir dos meses en esta tierra, sólo puedo pensar en tonterías.

...pero es que ¡los canales, las vaquitas y los molinos se ven tan bonitos desde el tren!

...a fin de cuentas, aquí sigo, y han pasado varios años, pero aquí está esta Engberts, esta que ha venido a reciclar los genes.

...gracias Fla!


“El tiempo es muy lento para los que esperan,

muy rápido para los que temen,
muy largo para los que sufren,
muy corto para los que gozan;
pero para quienes aman, el tiempo es eternidad”.

[William Shakespeare]


17 julio 2011

...popular.



"Lo mejor de lo malo, es que no es lo peor"

[Dicho popular]


11 julio 2011

...pequeñas diferencias.

"...el turista nunca sabe dónde estuvo y el viajero nunca sabe a dónde va..."

"...conociendo las diferencias, construimos la paz..."

[Ariel Carlomagno - Fotógrafo]


26 junio 2011

...so let's go back ¿to the start?

["…nobody said it was easy /
no one ever said it would be so hard /
oh, take me back to the start…"

The scientist - Coldplay]


Supongo que en la vida de todos hay momentos en los que se pierde el norte. Se pierde el rumbo. La dirección. El objetivo. Empiezas a dar vueltas en círculos. Y el punto de partida se convierte en el de llegada, una y otra vez. Y te sientes como un perro que juega a perseguirse la cola. Y sientes en vano tanto la primera vuelta como la última, y todas las que quedan atrapadas en el medio.

Te sientas a pensar. Y tu cabeza se calienta. Todas las salidas. Todos los intentos. No ha habido resultado. Solo un no por respuesta. Una vez tras otra. Y te cansas. Se te viene el mundo sobre los hombros. Y se te hace pesado. Y sientes que el ángulo de rotación pone tu vida cuesta arriba. Y ves a los demás en bajada ligera. Pero tu carga simplemente se incrementa. Cada segundo. Cada minuto. Cada hora. Y cada día que pasa.

Rezas de adelante para atrás y de atrás para adelante. Recitas a todos los santos que conoces. Y a todos los que te inventas. Recurres a todos tus familiares muertos. Les pides ayuda. Suplicas clemencia. Que pare la adversidad. Das gracias por cada una de las cosas que tienes. Pides perdón por aquellas en las que sabes has obrado mal. Y con cada lágrima que resbala por tu rostro boca arriba, sin aliento y tratando de contener la respiración para no perder el control, ruegas por más fuerza y ánimo.

Pero caída tras caída y con cada puerta que se cierra, pierdes un poco de fe. Y al declararte no religioso, pierdes un pedazo de ti mismo. Y gana la desesperación. El preguntarte qué harás. Cómo sobrevivir. Cuál es la solución. Cuándo irán las cosas mejor. Buscas la supuesta ventana que se abre cuando una oportunidad cae y rueda por el suelo con tu esfuerzo. Pero nada se abre. Todo se nubla. Y un no llega tras otro con la facilidad que un pájaro bate sus alas para volar. Y encima de todo, cuando miras hacia arriba, empieza a llover.

Si. Nunca nadie ha dicho que la vida sea fácil. Todos sabemos que no lo es. A algunos nos cuesta el triple que al resto. Y así vamos. Y aún así seguimos. Porque somos tercos. Porque siempre queremos y buscamos más. Porque batimos contra el suelo el conformismo. Porque, en el fondo, aún conservamos la esperanza de que algún día sea más fácil. O en todo caso más reconfortante.

En estos días, en uno de mis tantos ataques de pánico de los últimos meses preguntaba sin parar a Migue cómo estaba la cosa en Caracas para conseguir un trabajo. Porque en mis wildest dreams de la desesperación, sólo podía pensar que la solución era volver al principio. Tomar mi pieza de juego (que en este caso supongo soy yo misma) y devolverla a la casilla de "start". Empezar todo de nuevo. Dejando fracasos atrás.

Luego de unas horas, unas lágrimas y unos tragos de más, me he dado cuenta de que incluso hoy estoy en mis casillas de partida. Si, no es una sino varias. Una tras otra. Aquí el juego está empezando. No. No ha sido fácil. Nunca lo ha sido. Ni en un sólo minuto de los últimos cuatro años. Pero sin embargo, terca como soy, quiero pensar que no todo está perdido. Quiero pensar que estoy una casilla de castigo. Aguardando mientras los demás juegan. Esperando mi turno. Viendo cómo todos avanzan para luego hacerlo yo con una movida maestra. La cosa es que aún no sé cuál es esa estrategia. Sigo de pie en una casilla. Viendo como todas las que dejé atrás me han cerrado la puerta negándome la opción de retorno. Y es que, más allá de cualquier cosa, esa opción me la niego hasta yo misma.

No es fácil pensar en volver. Porque no quiero hacerlo. Ni a España. Ni a Venezuela. No quiero. No obstante, me ofusco al verme perdida y sin esperanzas, maniatada completamente. Y sólo puedo pensar en el "Qué hubiese pasado si… me hubiese quedado en Caracas? o si hubiese estudiado otra cosa en Madrid?"

No vale la pena pensar en posibles respuestas. Porque son sólo eso. Posibilidades remotas. Cosas que no fueron. Oportunidades o decisiones que nunca vieron la luz. Que se quedaron en una casilla de juego esperando volver a jugar. Esperando lanzar los dados en busca de un buen número para mover fichas y abrir puertas o ventanas. Pero no. No se movieron nunca.

Yo me muevo. Pero me canso. Una vez tras otra he recibido un no por respuesta. Y no es fácil. No. Y sólo puedo llorar. Y me desespero y pienso tonterías. Tonterías como la de desistir y regresar. Pero no. Porque aún no he conocido a un Engberts que desertara cuando las cosas se pusiesen color de hormiga. No. Nunca nadie dijo que sería fácil. Pero coño, nunca nadie dijo que sería tan difícil. Después de todo, no estoy pidiendo las cosas hechas o esperando el camino fácil. Pero si pido un golpe de suerte. O al menos alguien que me de la oportunidad de empezar, y avanzar, con buen pie.

...so let's go back ¿to the start?
No. Ya estoy allí.
Y allí es aquí.
Porque como dirían en este lado del mundo: "Willen is kunnen".
Y yo quiero.
Y mucho.


24 junio 2011

...encrucijada

...desde hace años estoy aquí parada.
...y ya no sé qué más hacer.
...sigo sin saber qué camino tomar.


18 junio 2011

...three is a magic number

Tres semanas en Holanda. Tres jarras de tinto de verano en menos de tres horas. Tres programas y sólo dos cosas por decir en medio de una borrachera que parece caminar, también, a tres patas.

Uno.
Hay ahora mismo en Holanda una campaña que, palabras más, palabras menos, dice: "todo lo que le digas a un niño en su infancia, maracará su vida para siempre". Y me pongo yo a pensar dentro de mi borrachera. Muchos de mis errores vienen de una cosa en particular que me dijeron siendo muy niña: "...todas las demás son mucho más bonitas que tú...". Si. Ciertamente. Lo que le digas a un niño, marcará su futuro. No sé si dar gracias o ponerme a llorar a moco suelto. Pero todo lo que soy ahora tiene su comienzo en esa frase que me dijeron en la fiesta de mi quinto cumpleaños. Gracias a ello siempre he sentido que soy menos que las demás. Menos valiosa, menos importante, menos fuerte, menos bonita... menos, menos, menos. Siempre menos de lo que, por común denominador, se considera suficiente.

Dos.
El hecho de que tu padre te abandone incluso sin conocerte, te deja una cicatriz que no se va con agua y jabón, ni tampoco con un quitamanchas de lo más poderoso. Siempre, sin importar lo que pase o las cosas que logres, te vas a sentir como si ese abandono fuera tu culpa, como si hubiese algo malo contigo mismo que hubiese hecho que esa persona tan importante para ti se haya ido de tu vida sin siquiera haberte dado la oportunidad de tener la conciencia suficiente para hacer el esfuerzo de agradarle y conocerle. Como si hubieses hecho algo tan malo que no valiese la pena estar a tu lado al menos el primer año.

No, no he llegado a este post luego de solo dos horas de darle vueltas o luego de tres semanas de estar viviendo un cambio de vida. Se trata de cosas que están ahí y que se vuelven parte de tu día a día sin haber sido algo de tu propia elección. Algo a lo que estás tan acostumbrado que, sin querer, lo dejas pasar debajo de la mesa, porque ya ni te das cuenta de que existe. Lo asumes y ya. Vives con ello. Y lo haces parte de tí. De tus fortalezas cuando te envalentonas. O de tus lágrimas cuando sientes que todo se desmorona a tu paso.

Cuando en una entrevista de trabajo te animan a que digas tres cualidades positivas y tres negativas de ti mismo, sin dudar ni un segundo, puedo decir que lo primero que pasa por mi mente son estas dos corrientes.

Yo soy una persona que trabaja sin importar lo que cuesten las cosas. Que ayuda sin importar el quién, o el cuándo, o el dónde, o el por qué. Soy una persona competitiva que siempre quiere más, que no se conforma con lo que tiene, y cuyo lema de vida, entre otros, es: "...si los demás pueden, yo también y si yo puedo, los demás muchísimo más...". Pero es que la cosa no queda sólo ahí, no. Además, soy una persona que se critica mucho más duramente que el resto y, más importante aún, que al resto. Soy una persona tan perfeccionista que nunca cree que lo que hace es lo suficientemente valioso como para que el resto lo note. Todo lo malo lo dejo pasar y me lo trago, por el simple hecho de que, a toda costa, trato de evitar que la gente que quiero se aleje de mi por una queja fuera de lugar. Y soy tan introvertida porque me da miedo que los demás se den cuenta de mis errores y decidan, también y una vez más, irse.

En definitiva, si, "todo lo que le digas a un niño en su infancia, maracará su vida para siempre". No, yo no soy la más bonita. Y sin me pones a pensar en cualidades positivas y negativas, sin duda las últimas serán las más fáciles de sacar y las primeras que te diré.

Y todo esto se hace más tangible luego de tres semanas compartiendo a fondo contigo misma. Y rueda más fácil por tu lengua cuando te tragas tres jarras de tinto de verano como si fuese agua luego de correr un maratón.

...y luego oigo en una canción que el tres es un magic number.

17 junio 2011

...y te dije hola en mi recuerdo.

...y hoy mientras veía la lluvia caer, me perdí en la niebla.
...recordé tus rizos.
...y quise encoger la tierra.

...volver a tus labios.
...esas delgadas líneas.
...transporte al infinito.

...hoy estuviste aquí.
...entré a tu encuentro.
...y te dije hola en mi recuerdo.

14 junio 2011

"..."

"...my feelings don't always fit the situation..."

[Grey's Anatomy]


13 junio 2011

...érase una vez una venezolana que vino a parar a Holanda...

"... y la cosa es que empecé entendiendo y luego no entendía ni pio..."




...2

["...Solía preocuparme mucho sobre qué sería cuando creciera.
Cuánto dinero ganaría o si algún día sería exitoso.
A veces lo que más deseas no sucede.
Y a veces lo que menos esperabas se hace realidad..."
*Olvidé dónde vi esta cita, cuando lo recuerde, actualizaré]

Hoy por hoy, con dos oleadas de huida a la espalda, sólo me preocupa salir adelante.

Cuando iba a España, tenía la ilusión de que llegaría a un país del primer mundo a estudiar fotografía, cosa que en Venezuela era casi imposible. Pensaba en que sería alguien importante a fuerza de trabajo y algo de suerte (de esa que en mi país hacía falta por temporadas). Soñaba con fotos importantes. Portadas de revistas. Exposiciones en galerías. Una casa para mi mamá. Y todo. Todo por delante. Luego esos ideales tan "idealistas" se fueron por el caño. Entendí que no llegaría a ninguna parte con ninguna de mis dos "carreras". Porque eran más un hobbie que cualquier otra cosa. Entendí que, aunque me comiera la cabeza tratando de explicarme, siempre sería una inmigrante. De tierra de nadie. Punto pelota. Entendí que debía dejar gustos de lados y seguir adelante haciendo cosas que no me gustaban. Dejé la cámara de lado. Y caminé. Seguí y seguí. Hasta que me asquée.

Hoy estoy en Holanda. Me vine esta vez sin aspiraciones. Sin mayores expectativas. Sólo la aventura. Mejorar un idioma. Valerme del nativo. Volver al comienzo del juego. A mis raíces. A la cuna de mi apellido. Hacerle justicia al esfuerzo. Ese que también comienza con E de Engberts.

Ya no me preocupa qué seré cuando crezca. Ni tampoco cuánto dinero ganaré o si algún día seré exitosa. Por mi experiencia, lo que más deseas no sucede. Sin ánimo de ser pesimista. Y a veces lo que menos esperabas se hace realidad. Yo no quiero esperar más. Quiero vivir tranquila, en un lugar que me guste y que me respete. Que no atente contra lo que soy o lo que quiero ser. Sólo cruzo los dedos por un poco de suerte. Y un trabajo que me de lo suficiente para comer.

Hoy por hoy, con dos oleadas de huida a la espalda, sólo me preocupa salir adelante.


03 junio 2011

...esto es para ti, mamá!

Hace una semana me desperté temprano. Miré por mi ventanal y vi el sol de todos los días. Llenaba, poco a poco, el ático del edificio vecino. Y el reflejo de luz invadía mi cuarto. Pensé en tomar una foto y luego hacer un cuadro con ella. Para recordar la vista de mi antiguo cuarto. En eso se me nublaron los ojos. Y traté de no pensar más en ello. Te oí en el pasillo, así que voltée y vi cómo te acercaste y te metiste en la cama conmigo. Como cuando era pequeña.

Hace una semana me levanté para tomar una taza de café contigo. Y luego salimos al balcón a arreglar los muebles. Barnizarlos para antes del verano. Una brocha para ti. Otra para mi. Guantes para las dos. Dos botecitos de activia vacíos, para llenarlos con barniz. Y luego las pecas ficticias y los restos por todo el cuerpo.

Hace una semana estábamos en mi cuarto. Arreglando maletas. Decidiendo qué iba y qué no. Pesando y repesando. No más de 16 kilos en cada una. Y sólo dos para meter tres años en ellas. Dejar libros. Cuadros. Zapatos. Ropa. Dejar fotos. Ese cubrecamas tan viejo y del que tanto te quejas, pero que tanto me gusta. Dejar mi cuarto con todo lo que amo. Con todo lo que tanto me costó conseguir. Mis máscaras del cirque du soleil. Mis souvenirs de Barcelona. Y la vida.

Hace una semana te estaba pasando a cd's las fotos de tus viajes. Para vaciar tu portátil. Para que no tuvieras que hacerlo tú. Te instalaba un plug-in para que vieras peliculas como hacíamos juntas los fines de semana. Y te ponía accesos fáciles en las pestañas del explorador. Para que tuvieses todo a la mano y hacerte mi partida un poco más fácil.

Ahora, aunque todo viene a la mente, lejano y difuso, trato de acordarme de qué estaba haciendo hace una semana a esta misma hora. No puedo recordarlo. Por eso decido ver la pelicula que viste anoche en el cine, para sentirme más cerca de ti. Imaginando lo que pensarías con cada escena. Acordándome de cuánto te gusta adivinar, en voz alta, todo lo que pasa. Y saco un kleenex, just in case.

Hoy compré mis primeras cosas en Holanda: unos vasitos pequeños. El modelo que me recuerda tanto a Mamina, pero en tamaño mini. Y sólo pensaba "así los estreno con mamá y brindo con ella cuando tenga mi nueva casa". Y brindaremos con crema de orujo, esa que traerás de Madrid especialmente para la ocasión. Y brindaremos con nuestros primeros chupitos en mis vasitos y en Holanda. Tú y yo.

Chorradas varias que te inventas para hacerte más llevadera la ausencia. Porque incluso me hace falta la forma en que solías preguntarme si quería un "ipobrufeno" cuando me dolía el vientre. Hoy duele mucho. Todo.

¡Ay, cuánta falta me haces!

...y aunque quizás nunca lo leas, esto es para ti, mamá!


29 mayo 2011

...el día uno

[...tengo todo por no querer más nada
y el foco se detiene en la calma morada.
regreso de soñar
y es tan beautiful, como lo pensás...
Gustavo Cerati - Beautiful]

El momento cero. Ese en el que sin dudarlo te enfundas en tu traje de valiente, te inyectas una necesaria dosis de fuerza y tomas una decisión que, probablemente, te cambia para siempre.

Ahora bien, luego de un momento cero, siempre viene un momento uno. Ese en el que el miedo te invade. Ese en el que te preguntas una y otra vez, ininterrumpidamente, "¿qué hice?". Ese en el que te cuestionas actitudes y decisiones. Ese en el que vuelves a ser un niño pequeño perdido en una tienda por departamentos en busca de la mano de tu madre.

Personalmente, considero el momento uno como el peor de todos. El miedo. El pánico. El sentimiento en la garganta. El no saber si ha valido o valdrá la pena.

Supongo que las respuestas, y el panorama completo, se van aclarando a medida que vienen los siguientes momentos. Esos en los que cobra sentido todo. Esos en los que te falta la respiración porque lloras sin saber por qué y, lo peor de todo, sin poder parar.

Ayer, después de estar mes y medio atrapada en mi momento cero, al fin llegué al momento uno. Bajé de un avión en Rotterdam, llamé a mi mamá para decirle que estaba bien. Y esperé. Esperé ese camino a la nueva casa. Y finalmente, al llegar y subir, me desplomé. Me hice un mar de lágrimas incontrolables que se escondían en una almohada que hizo el viaje conmigo. El cansancio hizo el sueño y luego unos ojos hinchados despertaron en un nuevo hogar. Nueva cama. Nuevo cuarto. Nueva vida.

La lluvia trajo al día. Salió el sol. Y poco a poco esos cambios que ayer parecían tan drásticos y tan insensibles dejaron de serlo para convertirse en una solución al trago amargo. Hoy un nuevo idioma me da la bienvenida a esa nueva vida que tanto había esperado.

Y ahora estoy en el momento dos. Sin saber exactamente cuál es.
Sigo siendo Cindy, pero... Estoy en Holanda. Vivo en Holanda.
Dejo de soñar para perseguir mi sueño. Para vivir mi sueño.
Todo lo que siempre quise, está aquí. No tengo nada y sin embargo lo tengo todo.
Mucho me falta.
Pero ya dejó de ser el día uno.


24 abril 2011

"..."



"... es un sueño, un sueño pavoroso. La vida."

Gladiator

20 abril 2011

...por favor, por favor, por favor...

[Clear eyes. Full hearts. Can't lose!
Friday Night Lights]


Si he de confesarme, debo decir que nunca he sido religiosa. No soy devota ferviente ni nada que se le parezca. De hecho, bien podría calificar como atea. Sin embargo, todas las noches, en ese momento en el que me debato a duelo con el sueño (o la ausencia de este), intento rezar. A mi manera. Porque mi fé se basa en hablar con aquellos que han dejado de estar. Porque mi fé se basa en conversar conmigo misma. Mi fé trata de poner en blanco mi cabeza, rememorando todo lo que tengo y todo lo que quiero. Porque ante todo, mi fé siempre ha tenido que basarse en el conocimiento que tengo de mi misma.

Doy gracias por todo lo que tengo. Porque soy afortunada. Porque tengo más de lo que puedo necesitar, más de lo que muchos otros tienen. Doy gracias porque tengo un techo bajo el que dormir, una casa en la cual vivir y comida con la cual mantenerme en pie. Doy gracias porque mi madre, que es lo único que realmente he tenido y tengo en la vida, está sana. Doy gracias porque ha sobrevivido a todo para estar conmigo hoy en día. Doy gracias porque por ella soy como soy, para lo bueno y para lo malo. Doy gracias por tenerla a ella como madre. Doy gracias porque tengo salud y porque con ella me planteo llegar a donde quiera.

Pido perdón por todas las cosa malas que pienso, hago o digo. Pido más perdón cuando las he hecho aún a sabiendas que está mal. Pido perdón por mi soberbia o por mi mala conducta. Pido perdón porque fallo como humana. Pido perdón por mis errores. Por los que he cometido y por todos los que me quedan por cometer.

Por favor. Por favor. Por favor...

Pido salud. Para ella, porque si ella está bien, yo sabré cómo seguir adelante.
Pido sabiduría. Para saber cómo reaccionar ante todo lo que pueda encontrarme en el camino.
Pido fuerza. Para sobrellevar todo aquello que en un principio pueda derribarme.
Pido entereza. Para mantenerme firme pese a todo.
Pido ayuda. Para saber cómo levantarme en los momentos en que caiga.
Pido paciencia. Para no desesperar.
Pido comprensión. Para aprender a no ser tan dura conmigo misma.
Pido un poco de orgullo. Para convencerme de que no soy todo lo malo que me creo.
Pido protección. De todos aquellos que nos miran desde donde sea y que saben quiénes somos realmente.
Pido compañía. Para no sentirme tan sola en el camino a lo que quiero.
Pido compasión. Porque creo que a veces la merezco.
Pido fortaleza. Para que este sea sólo el primer paso del resto de mi vida.

Y luego trato de tener en mente que cuento conmigo. Que sólo yo sé lo que pienso y lo que siento. Y más importante, lo que quiero. Que sólo yo sé cómo reaccionaré y qué haré. Me recuerdo que sólo tendré mis manos para levantarme a mi misma y quitarme el sucio que deja la caída. Y vuelvo a pedir el tener la fuerza y el ánimo suficiente para hacerlo todas las veces que sea necesario.

Porque si hay algo que he aprendido en estos veinticinco años es que con los ojos fijos en el camino, un corazón lleno de fuerza y con el ánimo siempre tocando a tu puerta, no es válido perder.

Por favor. Por favor. Por favor...

28 marzo 2011

...y comienzas a caminar

["...la ruina es el camino a la transformación..."]
"Eat, pray, love"

Imagina una pared en blanco. Tú. Y varios cubiletes de pintura a tu lado. Comienzas a pintar con tus colores favoritos. Rayas aquí. Allí. Bloques de color. Collage de emociones. Movimientos de brazo. La mano que flota. Ladeas la cabeza, una y otra vez, buscando encontrarle el sentido a tu obra. Tratando de encontrar al menos una pizca de magnificencia.

Llegan tus amigos, tu familia, y todos tienen una opinión al respecto. Está bonito. Les encanta. Quizás le falta un toque de esto. Una brocha de aquello. Todos tienen algo que decir. Y tú sólo tienes las ganas de callarte y deslizarte hasta un rincón para ver la función con los ojos del espectador. Porque tienes opiniones. Igual que el resto. Pero no las sacas a flote. A diferencia del resto.

Y llega un momento en el que, de ver el mismo cuadro todos los días, los mismos colores, el mismo olor, las mismas emociones (o la falta de ellas), te cansas. Sientes el peso sobre la espalda. Y te vas arqueando sin saberlo. Cada día te ves más redondo frente al espejo, pero sigues sin querer saber por qué. Aunque en el fondo (ese que roza más la superficie que cualquier otra cosa), sabes exactamente lo que pasa. Pero no quieres asumirlo.

Entonces día tras día comienzas un nuevo cuadro. El reto. Y el rito. De asumir nuevas posibilidades. En la búsqueda de la expectativa te miras expectante. Y sigues allí. Un cuadro tras otro. Pero a todos les falta algo. Lo mismo que al primero. Y sabes qué es. Pero de nuevo, no quieres asumirlo.

Ya ni te miras al espejo. Porque el peso sigue en aumento y es demasiado como para mover tu culo hacia un reflejo que no quieres ver. Sabes cómo eras. Y con eso te conformas.

Pero llega un día en que lo único que te provoca es reventar tu obra. Hacerla añicos. Volver al punto de partida. Así que te sientas durante horas a mirarla desde afuera buscando una perspectiva que te haga "quererla". Que te haga entender el por qué sería mejor dejarla así. Algo que te haga entender que "no tiene por qué cambiar".

Vas y vienes. Te sientas. Das una vuelta. Te sirves un café. Hablas con ella. Pero sigue sin responderte. Sin devolverte eso que te hace falta. Está allí inerte. Y tú allí también, con ella.

Poco a poco te vas cansando más. Tu cuerpo casi roza el piso. Hueles su sabor.

Entonces es allí cuando comienzas a llorar desconsoladamente. Te preguntas qué fue lo que hiciste mal. Te preguntas si realmente te mereces esto. Tratas de convencerte de que si. Por las cosas malas que pudiste haber hecho en el pasado. Y empiezas a rememorarlas. Tratas, luego, de convencerte de que no. Y te repites las cosas buenas que haces. Sin embargo nada es suficiente para sacarte de ese cuarto oscuro al que tú solo te has sometido. Y te invade la autocompasión. Porque siempre es más fácil jugar a ser la víctima.

Y allí sigue el cubilete de blanco. Llamándote en silencio. Instigándote a hacer eso que tanto quieres. Eso mismo que tanto te llena de miedo.

Ajá. El miedo. Mala cosa esta. El ver lo que hay. El ver lo que quieres. El ver lo que podría haber. O lo que no. El blanco. El vacío.

Tocas suelo. Ya es inevitable. Tu visión está constantemente de lado. Ya no puedes voltear la cara. Igual, aunque pudieses, no sabrías cómo hacerlo. Y no nos engañemos, quizás tampoco quisieras hacerlo. Así que te llenas de valor y coraje y te dices que ya es suficiente. Decides que este es el punto de inflexión. Ya no estás dispuesto a aguantar más. Te sacas las manos del bolsillo. Tomas el cubilete entre tus dedos. Lo miras. Miras tu reflejo en la superficie de la pintura. Te asombra lo que ves. Porque eres tú. En fondo y forma. Tal como eres.

Entonces, sin más, agitas el cubilete dichoso en el aire. Y la pintura sale disparada. Ni hablar del revuelo que causas. Desastre. La pintura rueda y cae. Hay gotas aquí y allí. Sobre tu ropa. Sobre tu cara. A tus pies.

Tu obra es una ruina. Y sin embargo continúas sonriendo.
El peso de tu espalda se ha ido. Estás erguido una vez más.

Tu gente, esa que antes te daba su opinión, te mira y todos se llevan las manos a la cabeza. Cada uno empieza a formular en voz alta eso que piensa. Eso que no saben callarse. Una vez más todos te dicen qué hacer. Pero tú lo sabes mejor. Porque estás cansado de escuchar. Y aún así, no dejas de escuchar esa voz que llevas dentro. Sabes lo que tienes que hacer. Te detonas a tí mismo. Dejas lo que solías ser. Dejas esa zona de comodidad en la que te habías recluido conciente y voluntariamente. Dejas de lado esa cosa que tan frustrantemente llamaste vida. Eso que te atormenta. Eso a lo que querías renunciar sin saber exactamente cómo.

Y así comienza todo. Cuando "suficiente" es realmente suficiente. Cuando te gritas "basta" a ti mismo. Cuando echas abajo todo lo que tienes, todo lo que has hecho, todo aquello por lo que has trabajado. Todo, todo se va abajo. Y tu tan contento. Y sigues asumiendo que la realidad siempre va a ser más fuerte que tú. Que te va a golpear por todos los frentes. Pero prefieres ser valiente. Porque te cansaste de forzarte a ti mismo a asumir la mierda por el miedo al cambio. Esos días ya se han ido.

Porque ya no hay más ruina que aquella que te arruinaba. Ahora sólo queda el cambio. Y la transformación.

Y sólo te importa una camiseta, un jean y tus brochas.
Cierras la puerta, botas la llave y comienzas a caminar.


18 febrero 2011

...dejar de ser la presentadora de este circo.

Dejar de coleccionar especímenes que flotan en el vacío de las circunstancias. En un mar alado de malos recuerdos, que navega y surca los aires sin rumbo ni destino. Dejar de rememorar recuerdos antiguos que se pierden en la masa de tu cerebro. Dejar de saborear olores por el simple placer y gusto de hacerlo. Dejar de llorar cada vez que cruzo la esquina. Dejar de abrir más los ojos para que quepan más lágrimas, y que ninguna se lance al vacío.

Vacío es lo que siento. Vacío es lo que tengo.

Unas manos vacías. Cuadernos vacíos. Historias vacías, con principio y sin final. Ideas vacías que van y vienen, que ríen y sueñan, que luego despiertan. Dolor vacío. Del que duele y no convence. Orgullo vacío. Del que ni tú mismo te crees. Conversaciones vacías. Gente vacía. Lugares vacíos. Mis bolsillos vacíos.

Dejar de hacer notas mentales. Dejar de imaginar historias imposibles. Dejar de ser la chica de este, la amante de aquel, la hija del que se fue. Dejar de mirar. Bajar del autobús. Dejar de ser la que dejan. Dejar de recolectar animales salvajes que se pierden en la jungla por la que diariamente camino.

Dejar de intentar el amaestrar pulgas. Ellas brincan y bailan a su ritmo. "Niet te doen!". Dejar de meter mi cabeza en la boca del león. Dejar de reír por chistes vacíos. Dejar de pintar mi cara para camuflarme en el show. Abandonar la costumbre de dejar que los payasos jueguen conmigo.

Dejar que el viento arrastre todo. Dejar que el agua corra por los cuerpos. Que caiga el maquillaje. Que la ropa se haga insoportablemente pesada. Deshacerme de todo. Lo que no hace falta. Lo que no se usa. Lo que no sirve. Lo que no devuelve. Lo que no responde.

Entregarme al vacío. Aventurarme en él. Saber qué se siente. Acariciar su espacio. Oír su eco. Oler su presencia. Perderme. Vaciarme.

Dejar de ser "buenecita". Porque no quiero serlo.
Dejar de ser aquella a quien dejan con las manos vacías.


...dejar de ser la presentadora de este circo.

02 febrero 2011

"...para Germán, en quien habla la luz."

"Querido Germán:
(...) creí que debía esperar el momento oportuno. Pero temo no poder estar aquí cuando llegue.
Esto es lo que tengo que decirte. Nunca he conocido a ningún pintor con mayor talento que tú, Germán. Tú no lo sabes todavía ni lo puedes entender, pero está en tí y mi único mérito ha sido reconocerlo. He aprendido más de ti de lo que tú has aprendido de mí, sin tú saberlo (...) La luz habla en tí, Germán. Los demás sólo escuchamos..."

["Marina" de Carlos Ruiz Zafón. Pág 67]

No, no son mis palabras. Pero están escritas casi para la misma persona. Un german singular como ninguno. Particular como nadie. Y tan único como el más grande.
Porque en tí mi querido germanh también habla la luz, siempre.

Feliz cumpleaños.

28 enero 2011

...so true!

"Abandon the search for God... instead, take yourself as the starting place."

The Lost Symbol - Dan Brown

27 enero 2011

...aw!


Miguel:
ese miedito que te da antes de saltar al vacio, antes de salir con un chico, antes de un examen... ese miedito que te recuerda que la cosa es en serio. ese mismo miedito que no es lo suficientemente grande como para frenarte.
yo lo que digo es que si nunca tuviste miedo, como sabes si eres valiente?




...son cosas que te dicen cuando te rodeas de gente grande!