31 diciembre 2011

...la Cindy que llevo por dentro.

...12 horas para que se acabe este año. Y yo que odio la navidad cada vez más y que acabaría con la sonrisa hipócrita de más de uno en esta época, sólo tengo un muy pero que muy firme propósito para este nuevo que viene.

Se acabó! He tenido suficiente. Que digo más que suficiente!

Se acabó el que digan que Cindy es muy buena, que Cindy es muy "polite" o "too nice"... si, si, mucha razón, el muy y el too están de más. Mucho más que de más.

Para este nuevo año me propongo espantar a los niños del demonio de mi nuevo barrio que hacen competiciones de gargajos en mi puerta, esos mismos que joden todos los fines de semana jugando con la pelotita llena de barro contra mi ventanal o justo frente a mi casa. Este año les diré que es suficiente. En holandés si me agarran de buenas o en un español súper grosero, si se encuentran con la Cindy que llevo por dentro. Poco me importan sus padres o los vecinos que pueda espantar.

He estado macerando ya mucho rato. Y la parte más agria de mi está por fin por salir a flote.

Me he cansado de hacer siempre lo que los demás quieren, por no ser rancia, por no hacerles "desaires". Pero ya basta. Tengo 26 años y creo que estoy bastante grandecita ya para poder decir lo que pienso y lo que quiero y dejo de querer. Me he cansado de ser la idiota que siempre tiene que aguantar al resto. Me he cansado de ser el mono de feria que todo el mundo lleva a rastras a todos lados. Me cansé de ser la buena hija, la buena amiga, la buena novia (que luego se come cuernos de todas alturas y dimensiones), la buena empleada, la buena ciudadana. La buena idiota...

Por eso, y mucho más también, este año nuevo me propongo decir que NO.

Que NO me gustan los niños de mi barrio. Que no me gustan sus gritos, ni su pelota, ni sus putas malas mañas. Que NO me gusta tener que recoger todas sus mierdas, esas que dejan frente a mi puerta luego de estar molestando todo el rato. Que NO quiero que jueguen frente a mi casa, porque para eso hay un parque dos minutos más allá.

Que no me gusta la gente que se cola en las filas del bus o los que no quitan sus mierdas del asiento cuando el tren va a reventar. Que no me gusta la gente maleducada que no saluda cuando te ven de frente o cuando se suben al mismo ascensor. Que no me gustan las malas caras a las 7 de la mañana. Ni los bipolares como jefes o como amantes.

A todo aquel que venga a incordiar, agárrese los pantalones.

Yo no pretendo rebajar 100 kilos ni inscribirme en un concurso de belleza. No me propongo escribir mi primera novela ni irme de safari al tercer mundo para ser la nueva embajadora de la unicef o de la ONU. No pretendo encontrar la cura del sida ni correr el maratón de NY. No pretendo ser más ni mejor.

Sólo quiero aprender a decir NO. A no callarme las mierdas que me molestan y que me hacen llorar. A no callarme las injusticias. A no pasar malos ratos. Me propongo no ser tan buena. Me propongo pensar más en mi y en lo que de verdad quiero hacer. Me propongo decir las cosas cuando las sienta y cuando y cómo me de la vena. Me propongo no tener que pasar otras navidades como éstas.

Me propongo tratar a todo el mundo con la asquerosa confianza con la que trato a mi madre. Esa que me deja decirle las cosas como son o como yo las veo. Esa que me permite, sin un pelo en la lengua, decirle lo que me molesta de ella o lo que veo que hace mal. Esa que me permite ser la verdadera Cindy. La real. Esa de carne y hueso.

... porque yo, a 12 horas para que se acabe este año, sólo me propongo ser la Cindy que llevo por dentro.