03 marzo 2010

...lost and found

Hace casi dos meses y medio me enviaron un mail de una revista nueva, diciéndome que había quedado preseleccionada para redactar un artículo de moda y participar en el proceso de selección de redactores fijos para la oficina de Madrid.

La respuesta nunca llegó. Así que sigo asumiendo que no quedé seleccionada ni para recibir una piruleta de consuelo.

Sin embargo, modestia aparte, mi artículo me gustó. Y como me divertí haciéndolo, hoy he decidido sacarlo del archivo abandonado y darle luz. Aquí va entonces. Como una evidencia del recuerdo. Y del presente.

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Diane von Furstenberg

La mejor amiga a un armario de distancia.

A sus 63 años y con 29 boutiques ubicadas en las mejores ciudades del mundo, incluida la de Madrid situada en el barrio de Salamanca, Diane von Furstenberg sigue dando la batalla como una de las diseñadoras más influyentes de la industria de la moda.

No ha sucumbido ante los milagros del botox ni ante el esculpido del bisturí. No se autocompadece por hacerse mayor. No se conforma con un sofá mullido y una taza de té. No ha creído nunca en la mujer como extensión del hombre y mucho menos como la pieza débil en el puzzle de la humanidad. Ha desafiado la creencia común que define a la mujer como una distracción en la vida del hombre y lo mejor de todo es que lo ha hecho por las buenas. Es una sobreviviente en una profesión dominada por hombres y en la que, hasta hace algunos años, ser una mujer era una suerte de estigma. Pero ¡sorpresa! aún hoy continúa siendo una leyenda andante en el mundo contemporáneo de la moda.

Ciudadana del mundo. De ningún lugar en específico y de todos a la vez. Un pasaporte plagado de sellos. Nacida en Bruselas, con estudios en Suiza, Inglaterra y España y actualmente anclada a Estados Unidos. Marcada por la experiencia de su madre, judía y sobreviviente del holocausto, Diane von Furstenberg ha soportado de todo. Si bien su historia pudo haber sido el cuento de hadas con el que muchas sueñan (para nadie es secreto que en 1969 se casó con el príncipe alemán Egon von Fürstenberg), ésta mujer decidió tomar el camino espinoso, el más difícil, pero también el que más éxitos le ha reportado. No quería ser sólo la chica que se lleva al príncipe, rehuía al hecho de depender de alguien y se descarrió en pro de una opción distinta donde prevalecieron su carrera, sus ambiciones y su continua creencia en el poder de la mujer a favor de una independencia propia. Si, le costó su divorcio y algún que otro traspié que ha superado con maestría, y es que ¿quién no ha tenido al menos un revés en su camino hacia la meta?

Esta mujer de la sonrisa imborrable revolucionó el mundo de la moda con su concepto del wrap dress, un vestido simple pero de efecto colosal que supo calar como una pieza de diseño impecable pero sencillo, elegante pero práctico y que no podía faltar en ningún armario. La premisa era sentirse mujer al usar un vestido. ¿Qué lo hacía tan atractivo? Su corte, un acabado cruzado bajo un singular escote que, al ir atado a la cintura, se ajusta al cuerpo y lo estiliza. Y como este vestido fue la piedra angular que la catapultó al éxito, von Furstenberg se ha mantenido fiel a su línea y el resto de sus colecciones han seguido apostando por lo natural, inspiradas siempre en el arte, en la naturaleza y, sobretodo, en la mujer.

Su trabajo es el resultado de sus creencias más firmes y de sus pasiones más puras. Inventa y crea. Imagina y produce. Va de mujer a mujer. De la una a la otra. Se inspira en su fuerza femenina, en la seguridad que le da ser una mujer que crea para mujeres. Priman la practicidad y la elegancia, enfocadas siempre a la comodidad de esas profesionales que viven de la inmediatez y que deben valerse de una imagen completa y sofisticada cada día de la semana, sin importar hora o lugar. Porque al final todo se resume en que la ropa esté al servicio de proyectar la personalidad y de ser la mayor carta de presentación.

El avance de las nuevas colecciones previstas para salir al mercado este año están plagadas de la esencia que siempre ha caracterizado a esta diseñadora. El tema: un safari por los lugares más recónditos y fascinantes del mundo. Su visión: ésta vez, como tantas otras, se ha conjugado en diseños bohemios inspirados en los colores del desierto. La idea: una mujer exploradora, de espíritu libre, aventurero y, por lo tanto, moderno.

Estas colecciones incluyen también atrevidos cortes asimétricos y drapeados en vestidos de corte mini o largo que combinan estampados salvajes y colores electrizantes, sin duda llamativos. Sin embargo, también se ha inclinado hacia su constante minimalismo, de un negro sobrio y clásico al que adereza con pequeños estallidos de color a través de accesorios tejidos y que invocan a lo kitsch. Adicionalmente, introduce modelos que mezclan chaquetas de manga larga y corte clásico con pantalones pirata o pitillo o, simplemente, con shorts ajustados a la cintura. En cuanto a los materiales, el uso es diverso, variando desde el chiffon, el cuero, el algodón, la seda y el poliéster e incluyendo en ocasiones la lycra y el nylon. ¿Cuál es el punto en común de toda la colección? Una imagen adulta y, al mismo tiempo, sexy y contemporánea. Muy adaptable a los tiempos que corren hoy en día.

Esta belga multifacética también nos pone a la orden su página web donde, además de encontrar todos sus diseños más actuales y pequeños lujos para cualquier ocasión, podremos leer el blog personal que lleva las mismísima Diane para relatar sus aventuras en los viajes que realiza alrededor del mundo y donde publica fotos tomadas por ella misma, incluidas las de su última campaña donde fungió nada más y nada menos que como fotógrafa profesional, mezclando, al igual que con sus diseños y texturas, sus dos pasiones, la moda y la fotografía.

Es así como en un mundo de cambios y de crisis esta mujer resurgida de sus propias cenizas ha sabido reinventarse a sí misma y seguir dando la batalla, poniendo a prueba su imaginación y creatividad a la hora de crear elementos nuevos que puedan funcionar en la industria actual y partiendo de la base de ser auténtica para demostrarle al mundo entero que en el tablero de la moda aún le quedan algunas piezas por mover y muchas ganas de jugar.

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