29 mayo 2012

...todo lo que está por venir, ya viene rodando

Hace un año era domingo. 29 de mayo. El segundo día de mi mayor aventura, de mi paso más arriesgado. Me levanté con los ojos hinchados de llorar. Con dolor de cabeza, de añorar.

El sábado anterior. Instante decisivo. Subirse a un avión. Ajustar la ruta. Cambiar (una vez más) de vida. Rotterdam me dio la bienvenida. Un día nublado. Lluvioso. Como pronóstico de tiempos. Un nuevo mundo de ilusiones. De lágrimas. De risas. De esperanza y desencuentros. Sólo tenía dos maletas y un cuaderno que absorbió mis penas. Una cama prestada. Un techo ajeno. Preocupaciones a granel. Y las manos vacías.

Un año ha dado para mucho. Un  nuevo idioma. Que a veces es malvado y me bambolea cual tómbola de feria. Una nueva cultura. Que, a veces y por partes iguales, me maravilla y me asquea. Nuevos golpes. Nuevas caídas.

He aprendido lo que es llorar cuatro días si y uno no. He tenido ataques de pánico. Pero sobretodo he saboreado los distintos panoramas que me ha ofrecido este país. Cuando vas en el tren, todo es distinto. Más ropa. Narices puntiagudas, en forma de tobogán. Ojos azules. Redondos y grandes. Cabellos engominados. Rizos de color dorado. Y más allá, ves a otro como tú: ojos rasgados, turbantes, un idioma irreconocible. Exactamente como lo es el tuyo para el resto: Extranjero.

Un año ha pasado. Repito: lágrimas y risas. Traiciones y presente. Esta es tu vida ahora. Pastos verdes. Vacas. Molinos. Cielos nublados.

Esta tierra te ha dado tanto en poco tiempo. Y por ello tienes que estar más que agradecida. Una casa a tu imagen y semejanza. Le falta mucho, pero poco a poco todo va cayendo en su sitio. Un trabajo en el que eres "libre" y en el cual cada día es un nuevo desafío.

Hace un año dejaste atrás todo lo que conocías. Todo lo que aborrecías. Lo que te hacía infeliz. Y lo cambiaste por un par de manos vacías y un camino por recorrer.

Un año en el que tú has cambiado tanto y tan poco.

Días en los que sólo quieres gritar y esconderte entre las sábanas. Sin tener que salir al mundo. Sin tener que hablar con nadie. Sin tener que dar explicaciones. Ese ¿cómo? y ese ¿por qué? que aún continúan siendo un mayúsculo signo de interrogación incluso para ti misma.

Y ves por la ventana. ¿Es ésto lo que tanto querías? ¿Es lo que creías que sería? ¿O es simplemente otra forma de desaparecer del mundo y esconderte entre la gente para ocultar tanto fracaso?

"Just make this go away". Este sentimiento de horror. De miedo. De tristeza. De dolor. Déjate maravillar por lo que ves cuando abres lo ojos.

Bienvenida a tu nueva vida Cindy. Una vida que ya ha cumplido un año. Una vida a la que aún le queda mucho por ver. Por aprender. Ajústate los pantalones.

...que todo lo que está por venir, ya viene rodando.

1 comentario:

Unknown dijo...

bueno considera que al pobre quijote le dió por pelearse con los molinos, nunca fue muy brillante ése hombre, tú en cambio has aprendido a vivir con ellos y las vaquitas en un año :D