17 marzo 2010

...y el galán aprende a contar de nuevo.

Te veo venir. Ya me viene tu historia a la mente. Me la sé de memoria. La he escuchado una que otra vez. Es la misma sin importar el continente. No, tampoco importa el físico. Qué babosada.

Te acercas. Miras como quien no quiere la cosa. Te aferras a tu trago. Sorbes una vez. Te haces el loco. Miras de nuevo. Planificas la estrategia. Dos sorbos más. Arrugas la cara. El trago está fuerte. Pero ¿mejor así no? Después de todo es lo único que te hace sentir valiente.

Yo te veo. allí parado. Tan inepto como siempre. Tan idiota como puedes serlo. Tan borracho como esté de vacío tu vaso. Huelo tu calaña desde lejos. A mí no me engañas. Veo tus torpes pasos hacía mí. Siento pena por ti. Tanto buscar el coraje para nada. Para lograr tan poco. Para volver con las manos vacías y un gran dolor de cabeza. Quizás si fuese otra noche tendrías más suerte. Quizás si cambiases de local tendrías más suerte. Quizás si yo fuese de esas de minifalda, tacones de vértigo y escote brutal, tendrías más suerte. Pero no es así.

Babosada número uno. No has caído aquí por casualidad. No venías de paso. No has tropezado de golpe. No venías por ningún trago. Sé que llevas media hora a cinco centímetros de aquí. Oliendo lo que digo. Escuchando lo que bebo.

Babosada número dos. No me creo eso de que soy la más guapa del local. No me interesa tampoco. No me importa tu nombre. Ni qué haces. Ni si tienes carro o no. Realmente no me provoca hablar contigo. La estoy pasando bien sin ti. Aquí con mi amiga. Aquí sola. Sin ti.

Babosada número tres. No intentes hacerte el gracioso. No soy mexicana. Tienes razón. Descubriste el agua tibia: no soy morena. Pero tampoco tengo que darte explicaciones al respecto. No estoy de humor.

Babosada número cuatro. Odio la política. No es un tema de conversación adecuado para las circunstancias. Mucho menos algo agradable para conversar en un lugar como éste. Salí de mi país por la política. Pero eso es problema mío. Nada de tu incumbencia. No te interesa saberlo. No me interesa decírtelo.

Babosada número cinco. La escena final. Vete con tus ojos de cordero para otra parte. No te voy a dar mi nombre. No obtendrás mi teléfono. Aléjate en busca de una mejor candidata. Déjame tranquila en mi rincón. Con mi amiga. Tú estás de sobra.

El ataque se redirecciona.
El GPS apunta nuevas coordenadas de ubicación.
Minifalda, tacones de vértigo y escote brutal
Y el galán aprende a contar de nuevo.

No hay comentarios: