05 marzo 2010

...espécimen # 4

So tell your mama I said hello.
La vida que se va en un cielo que se cae.

Con éste podría escribir las palabras más agrias para describir lo que sucedió y aún así no le haría justicia. Prefiero transcribir cosas que pensé para él. Palabras dedicadas. Un cuaderno con el paso del tiempo tatuado en sus páginas. Ya no son para nadie. Solo son.

El catálogo de hoy es compilatorio. Funeral de aquello que fue y no bastó.

"¿y quién me devuelve estas dos vidas vividas a destiempo?¿quién me devuelve el cambio horario?¿y el atraso?¿y el adelanto?¿quién me devuelve esos días y noches, esas horas en mundos distintos?¿quién me devuelve lo que vivía y me quitaron? [...] No sé si me equivoco al dar todo lo que tengo, no sé tampoco si sería peor no hacerlo..."

"Tu y yo. Con una ciudad de recuerdo. Con una ciudad que nos recuerda, que tiene grabados nuestros pasos en sus entrañas, que nos ha visto reír y abrazarnos, que nos ha dado un escenario único [...] y un futuro que comenzó en esas calles, en esa noche, en ese cuarto. Con caricias que quemaban al rozar la piel, con besos que absorbían el alma para atraparla en un vicio infinito y, espero, eterno: el tenerte. Una única opción. La que sólo con tu presencia se hizo la más válida del mundo. Tu y yo. La noche. El primer beso. Con ella de testigo, de amante intrínseca y transitoria. Esa que queda en mi recuerdo. Esa en la que mi vida queda de recuerdo. [...] Porque toda la vida se queda allí [en Barcelona], hasta que vuelvas por ella. Hasta que vuelvas por mí."

Nunca volvió.
Y es obvio que me equivoqué.
Todo quedó en un plato sucio que debe ser lavado.

La herida de este aún duele algunas noches, aún da calambres cuando está por llover. Y aunque ya no llueve por él, no puedo negar que es un capítulo difícil de contar y un espécimen difícil de catalogar. Estaba enamorada. Con eso digo todo. Basta y sobra.

Si bien la relación era difícil desde el principio, la intensidad de las emociones lo compensaba todo. Incluso el jugar una guerra a muerte con su madre sabiendo que yo la tenía perdida mucho antes de haber comenzado. Hoy, haciendo cuentas, veo que no solo metí la pata hasta el fondo sino que, encima, la revolqué en el lodo. Dejé de lado muchas cosas. Dí la espalda a las dos únicas personas que siempre han estado para mí. Todo por él. Porque pensaba que lo valía. Que no suene esto a arrepentimiento. No me arrepiento de nada de lo que hice, mucho menos de lo que dejé de hacer. Supongo que él me amó o me quiso a su manera. Pero tendría sus razones de peso para dejarme como lo hizo. No miento cuando digo que quedé deshecha. Porque, a pesar de no ser la mejor de las novias, lo amaba. Y en más de una ocasión estuve dispuesta a dejar todo por él. A seguir mi vida a su lado. A formar una familia. A tener eso que hasta ahora nunca he tenido.

Lo que aún me hiere el orgullo es el hecho de que no haya sido sincero conmigo cuando fui a verlo. Aún me parece indignante y bajo que no haya sido capaz de dejarme, cuando sabía muy bien que no iba a regresar. Que no haya tenido los pantalones para decirme que había alguien más. Que sus prioridades y sus intereses habían cambiado. Que le era más fácil vivir allá. Todo terminó con un correo diciendo que le habían ofrecido una oportunidad que no podía rechazar, que no quería dejar pasar, su propia compañía, el trabajo de su vida.

El correo fue cuestión de minutos. Bajar el telón y suspender la obra.

Hoy es otro espécimen más de la lista. Pero algo aprendí y, sólo por eso, debo agradecerle.

La vida de aquí se fue. El cielo de aquí poco importó.
Y como diría Norah Jones: "...So tell your mama I said hello..."

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