12 mayo 2010

...apuntes imaginarios del disparate masculino

Ilustración: Germán Herrera


Caso I. El Cartero.

Yo recibiría las cartas más románticas del mundo. En sobres de un blanco inmaculado. Con mi dirección escrita en letra impoluta y acompañada de los más vistosos e inigualables sellos que pudiesen existir. Los versos escritos sobre ese papel tan mío, y tan nuestro, serían mucho más que una serie de palabras concatenadas. Me harían suspirar, reír, llorar, imaginar. Sentir.

Tonta como soy, lo esperaría cada mañana frente al buzón para recibir los sobres de su propia mano. Y devolverle un "gracias" con una gran sonrisa. Y por las noches, lo esperaría en el sillón para que me leyese con voz profunda y clara todas esas letras de emociones complejas.

Sin dudarlo, me abalanzaría sobre él. Y me abrazaría. Cerraría mi cuerpo con las mismas manos que convertirían en magia el simple hecho de abrir un sobre. Porque en ese sobre estaría mi nombre.

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