18 mayo 2010

...apuntes imaginarios del disparate masculino

Caso V. El músico.

Sería guitarrista. Y sólo viviría por la música.

Me conquistaría tratando de pasar desapercibido. Intentando parecer menos importante que el cantante. Pero a mí eso no me alejaría. Muy al contrario, me haría ir tras él. Por sus rulos y su guitarra. Por la sonrisa encantandora. Pícara. Por la mirada. Por el comportamiento de niño malo que se viste de bueno.

Empezaríamos a salir un día cualquiera. Con citas más que casuales. Y, sobretodo, informales. Allí no habría cortejo romántico. La carroza sería calabaza desde el principio del cuento. No habría tampoco ni vestido ni hada madrina. Todo iría directo al grano. Por eso, los primeros meses serían difíciles. De adaptación. De estudiarnos el uno al otro. Y, luego de un tiempo, compaginarnos.

Yo iría a todos y cada uno de sus ensayos. Conocería a la banda. Saldría con todos., aunque desaprobaría sus influencias sobre mi chico. Mi buen chico. Iría a cualquier concierto. Por grande o pequeño que fuese. Escucharía con los ojos aguados esa canción que compondría para mí. Estaría más que orgullosa. Porque, para mí, sería el mejor del grupo. Y por mucho.

Poco a poco su carrera invadiría el terreno de la mía. Tendría que escoger. Yo, claro. Nunca él. Quizás tendría que dejar mi trabajo y mi vida para poder vivir a su lado. Trabajar por la carretera. Luego, las giras. Los conciertos. Los niños que nacen en temporadas libres o de grabación de discos. Él que llegaría tarde al hospital porque tendría una entrevista o un compromiso ineludible. Y así. Me plagaría la vida con excusas. El orgullo se convertiría, más temprano que tarde, en decepción.

Yo no aguantaría mucho. Abriría los ojos. Él, sin embargo, comenzaría a tontear con otras. E incluso podría llegar a engañarme con alguna de mis "amigas". Terminaríamos separados y sin hablarnos. Él con su fama. Y yo con mis niños.

Así que es en esta parte del sueño donde se rompe la burbuja. Antes, solía morir por los músicos. Ahora considero más prudente verlos sólo desde el público. Porque, al fin y al cabo, son lo que son. Y un guitarrista es siempre un guitarrista. Y sólo viviría por la música.

1 comentario:

Unknown dijo...

Diste una vuelta de timón bien chevere hacia el final