03 agosto 2010

...random

Tengo seis años y me escondo en el armario. Vivo con mi abuela en una hacienda. Cuando no me subo a los árboles de pumarosa, suelo jugar en uno de los cuartos de huéspedes. Hoy soy doctora. En estos momentos estoy haciendo una operación muy importante. Le salvo la vida a una de mis muñecas. Estoy en el quirófano. Por eso me escondo en el armario. Salgo. Cierro la puerta circunspectamente. Me dejo el estetoscopio al cuello. Me quito los guantes. Mis manos se abren camino entre los bolsillos de la bata mientras le digo a los padres imaginarios que su hija estará bien porque la operación ha sido un éxito. Sonrío. Ellos también. Paso de nuevo al quirófano. Quedan muchas vidas por arreglar. Y no me queda mucho tiempo. Pronto será hora de que mi abuela me llame para almorzar.

Ya no tengo seis años. No puedo esconderme en un quirófano imaginario. Ni en un armario vacío. No puedo hablar con gente que no existe. Ni puedo enyesarle el brazo a una muñeca de trapo.

Qué irónico pasarte la niñez salvándole la vida a tus juguetes y llegar a los veinticinco teniendo una crisis existencial en la necesitas ser arreglada tú misma. Por un soldadito de plomo al que le pesan demasiado los pasos. O por un hombre de hojalata que, al igual que tú, busca un corazón.

1 comentario:

Unknown dijo...

...y así tambien ^^