25 marzo 2012

...Japanese Proverb

"The bamboo that bends is stronger than the oak that resists."

(Robado al Gus)
*oepsie!


24 marzo 2012

...22.53

["El estruendo del disparo me llegó lejano, como eco de tormenta que se aleja.
No hubo dolor..."]

Llegué y nos presentaron. Como dos venezolanos que se encuentran en la mitad de la nada. Sabiéndolo todo. Y sabiendo nada al mismo tiempo. El acento. Lo primero que notaste. Mi forma de hablar. De ser. De esconderme. De camuflarme, quizás, tras unas formas que no me pertenecen y que, sin embargo van conmigo a donde quiera que vaya. En el fondo supe que me descubriste. Pero no me importó. Y entonces allí en la mitad de la gente, del bullicio, de la música y las conversaciones ajenas, me perdí en tus ojos. En las palabras que brotaban de tus labios. Noté tu cicatriz. Esa que dividía tu asomo de bigote en dos partes desiguales, asimétricas. Y sentí ternura. Y allí me supe más perdida. Me deslicé por la perdición como un niño enamorándose a la espera de la navidad. Y supe que no serías mío. En el fondo lo supe. Desde la lejanía del desastre. Desde la certeza del que sólo conoce su nombre bañado en soledad.

Simplemente me dejé caer. Muy a mi pesar. Aún sabiendo que no podía llevar a nada bueno. Decidí jugar un juego que me venía grande. Pues fui sólo una chiquilla jugando a ser mayor mientras arrastra los tacones de mamá. Y a pesar de ello, a pesar de saberlo y de entenderlo como nadie, seguí. Sin importarme que la mencionaras. Sin importarme su presencia instalada en su ausencia. Y me la imaginé. Tan perfecta como pude. Tan justa a esa misma imagen que, sin querer, me hice de ti.

Y luego te perdí la pista. Hui. Porque sabía que era una partida destinada al fracaso. Y decidí fugarme de esa casilla ante la imagen desolada de verte pasar. De sentirte a lo lejos. De espiarte en la distancia.

Nos despedimos. En cualquier gesto busqué tus ojos. Y allí terminé de caer. Quise depender de la nada del momento. Del absurdo. Y seguirte tras la idea de algo que nunca sería. Me quedé atrapada en el loop de tu brazo en el mío. En el "cuídate" que me dijiste a modo de adios.

Pediste fuego para encender un cigarrillo que te acompañase a casa. Yo, por mi parte, decidí seguirte. Corrí tras tu estela. Aferrándome al tacto de tu despedida. Así que corrí cuanto pude. Hasta que te alcancé.

Me paralicé al verte. No pude moverme más. Mis piernas querían seguir a pasos agigantados. Pero mi conciencia me frenaba. La segunda pudo más. Desde allí te vi avanzar hacia la noche. Alejándote de mi. Contemplé la luz de tu cigarrillo. Y mi valentía se esfumó con sus cenizas. Quise gritar con todas mis fuerzas tu nombre. Verte voltear. Verte venir a mi. Quise que fueses mi Salvador. Pero no hubiese sabido qué decirte. Sólo quería sentir tu presencia por un rato más. Aunque significase más perdición.

Cerré mi boca como pude. Ahogándola con los pasos que no fui capaz de dar. Te llamé en silencio. Pero no volteaste. Nunca me oiste. Y seguiste de largo hundiendo mis suspiros y mi esperanza con la colilla del cigarrillo deslizándose por tus dedos.

Y yo también seguí. Hasta perderme entre la gente. Queriendo olvidar tu nombre y tu rumbo. Intentando no recordarte. Intentando dejarte como una tormenta que se siente a lo lejos y que se pierde con el paso de los minutos.

No hubo dolor...

...sin embargo, aún siento que sangro sin quererlo.

19 marzo 2012

... self story


"...Se rió, nerviosa. La soledad que desprendía aquella mujer quemaba..."


...el día de Santa Nonnie

[(...)Miré a mi padre, boquiabierto.
No creo haberle visto nunca tan feliz como me lo pareció en aquel instante.
Sin mediar palabra, se levantó de la butaca y me abrazó con fuerza.
Sentí que se me encogía la garganta y, a falta de palabras, me mordí la voz.]


Carlos Ruíz Zafón - La sombra del viento



Hoy, en España, es el día de San José y, por ende, también el día del padre.

A falta de padre, buena es mi madre.

Anoche recordaba cuánto la extraño. Cuando no tengo a quién decirle buenas noches antes de dormir o buenos días parada en el pasillo frente a la puerta baño con la boca llena de espuja y el cepillo de dientes en la mano. O cuando no tengo con quén compartir el pozo de café y la correspondiente ingesta de azúcar del desayuno dominical. O cuando voy de compras y no tengo quién me diga que ese vestido le sienta terrible a mis crecientes michelines.

Si. De más está decir que mi madre, al igual que casi todas, puede ser más pesada y fastidiosa que una piedrita en el zapato cuando tienes que correr un maratón. Pero es mi madre. Y como tal, la amo en infinita cantidad. Verán, cuando uno es hijo único no queda más que ocuparse de su madre en toda la regla y en toda la extensión pues los deberes de los hijos, que normalmente se comparten entre hermanos (no siempre a partes iguales, debo decir y recalcar), recaen en una sola persona: tú. Sin importar la circunstancia, el día, la hora o el lugar que lo amerite.

Hace exactamente una semana mi madre estaba sacándome de mis casillas, magistralmente como siempre claro, porque tenía problemas con su conexión a internet. Y claro, como toda madre de todo hijo de este siglo, piensa que soy Ingeniera en Sistemas. Con lo cual todo lo referente a una computadora, su querida Cindy tiene que saberlo. Obvio, ésta que no tiene ni un miligramo de paciencia partido en diez pedacitos, botó sapos y culebras por la boca, dejando la conversación a medio terminar y con el entrecejo tan fruncido que en vez de dos cejas tenía una sola extendida sobre ambos ojos. Y finalmente, sintiéndose miserable y llorando como María Magdalena por el sentimiento de culpa atrapado entre pecho y espalda.

Siete días han pasado desde que peleamos. Hoy la Nonnie volvía de Venezuela. Y aunque sé que las probabilidades de que unas horas más tarde me haga perder la paciencia son tan altas como el monte Everest, apuesto a perdedor, pues tengo unas ganas enormes de ver su carita en Skype y de aguantarme sus extensos cuentos del qué, cómo, cuándo, dónde y por qué de sus días en Caracas.

Y llego a casa. Enciendo este perol. No está. La espero. Durante el mientras, me entero de que es el día del padre en España. Pues yo no tengo padre. O si lo tengo, pero nunca ha estado. Pequeño detalle. A mi nunca me han valido los días del padre, ni los de San José. Más que nada, porque nunca he podido disfrutar de uno o felicitarle por su labor. Sin embargo, mi madre merece la felicitación de rigor. Y mucho más también.

...pues a falta de padre, buena ha sido ella...
...a fin de cuentas, para mi, este no es más que el día de mi Santa Nonnie.

13 marzo 2012

...re-post :D


...y nada más que agregar...

10 marzo 2012

... :)


...pequeños detalles que llenan el alma y sacan una sonrisa aún más grande!


04 marzo 2012

...horóscopo


"...el pasado se fue y el futuro aún no llega..."