Hace una semana me desperté temprano. Miré por mi ventanal y vi el sol de todos los días. Llenaba, poco a poco, el ático del edificio vecino. Y el reflejo de luz invadía mi cuarto. Pensé en tomar una foto y luego hacer un cuadro con ella. Para recordar la vista de mi antiguo cuarto. En eso se me nublaron los ojos. Y traté de no pensar más en ello. Te oí en el pasillo, así que voltée y vi cómo te acercaste y te metiste en la cama conmigo. Como cuando era pequeña.
Hace una semana me levanté para tomar una taza de café contigo. Y luego salimos al balcón a arreglar los muebles. Barnizarlos para antes del verano. Una brocha para ti. Otra para mi. Guantes para las dos. Dos botecitos de activia vacíos, para llenarlos con barniz. Y luego las pecas ficticias y los restos por todo el cuerpo.
Hace una semana estábamos en mi cuarto. Arreglando maletas. Decidiendo qué iba y qué no. Pesando y repesando. No más de 16 kilos en cada una. Y sólo dos para meter tres años en ellas. Dejar libros. Cuadros. Zapatos. Ropa. Dejar fotos. Ese cubrecamas tan viejo y del que tanto te quejas, pero que tanto me gusta. Dejar mi cuarto con todo lo que amo. Con todo lo que tanto me costó conseguir. Mis máscaras del cirque du soleil. Mis souvenirs de Barcelona. Y la vida.
Hace una semana te estaba pasando a cd's las fotos de tus viajes. Para vaciar tu portátil. Para que no tuvieras que hacerlo tú. Te instalaba un plug-in para que vieras peliculas como hacíamos juntas los fines de semana. Y te ponía accesos fáciles en las pestañas del explorador. Para que tuvieses todo a la mano y hacerte mi partida un poco más fácil.
Ahora, aunque todo viene a la mente, lejano y difuso, trato de acordarme de qué estaba haciendo hace una semana a esta misma hora. No puedo recordarlo. Por eso decido ver la pelicula que viste anoche en el cine, para sentirme más cerca de ti. Imaginando lo que pensarías con cada escena. Acordándome de cuánto te gusta adivinar, en voz alta, todo lo que pasa. Y saco un kleenex, just in case.
Hoy compré mis primeras cosas en Holanda: unos vasitos pequeños. El modelo que me recuerda tanto a Mamina, pero en tamaño mini. Y sólo pensaba "así los estreno con mamá y brindo con ella cuando tenga mi nueva casa". Y brindaremos con crema de orujo, esa que traerás de Madrid especialmente para la ocasión. Y brindaremos con nuestros primeros chupitos en mis vasitos y en Holanda. Tú y yo.
Chorradas varias que te inventas para hacerte más llevadera la ausencia. Porque incluso me hace falta la forma en que solías preguntarme si quería un "ipobrufeno" cuando me dolía el vientre. Hoy duele mucho. Todo.
¡Ay, cuánta falta me haces!
...y aunque quizás nunca lo leas, esto es para ti, mamá!
Hace una semana me levanté para tomar una taza de café contigo. Y luego salimos al balcón a arreglar los muebles. Barnizarlos para antes del verano. Una brocha para ti. Otra para mi. Guantes para las dos. Dos botecitos de activia vacíos, para llenarlos con barniz. Y luego las pecas ficticias y los restos por todo el cuerpo.
Hace una semana estábamos en mi cuarto. Arreglando maletas. Decidiendo qué iba y qué no. Pesando y repesando. No más de 16 kilos en cada una. Y sólo dos para meter tres años en ellas. Dejar libros. Cuadros. Zapatos. Ropa. Dejar fotos. Ese cubrecamas tan viejo y del que tanto te quejas, pero que tanto me gusta. Dejar mi cuarto con todo lo que amo. Con todo lo que tanto me costó conseguir. Mis máscaras del cirque du soleil. Mis souvenirs de Barcelona. Y la vida.
Hace una semana te estaba pasando a cd's las fotos de tus viajes. Para vaciar tu portátil. Para que no tuvieras que hacerlo tú. Te instalaba un plug-in para que vieras peliculas como hacíamos juntas los fines de semana. Y te ponía accesos fáciles en las pestañas del explorador. Para que tuvieses todo a la mano y hacerte mi partida un poco más fácil.
Ahora, aunque todo viene a la mente, lejano y difuso, trato de acordarme de qué estaba haciendo hace una semana a esta misma hora. No puedo recordarlo. Por eso decido ver la pelicula que viste anoche en el cine, para sentirme más cerca de ti. Imaginando lo que pensarías con cada escena. Acordándome de cuánto te gusta adivinar, en voz alta, todo lo que pasa. Y saco un kleenex, just in case.
Hoy compré mis primeras cosas en Holanda: unos vasitos pequeños. El modelo que me recuerda tanto a Mamina, pero en tamaño mini. Y sólo pensaba "así los estreno con mamá y brindo con ella cuando tenga mi nueva casa". Y brindaremos con crema de orujo, esa que traerás de Madrid especialmente para la ocasión. Y brindaremos con nuestros primeros chupitos en mis vasitos y en Holanda. Tú y yo.
Chorradas varias que te inventas para hacerte más llevadera la ausencia. Porque incluso me hace falta la forma en que solías preguntarme si quería un "ipobrufeno" cuando me dolía el vientre. Hoy duele mucho. Todo.
¡Ay, cuánta falta me haces!
...y aunque quizás nunca lo leas, esto es para ti, mamá!
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