31 enero 2010

...de historias ajenas # 1

Y los veo allí. En el medio de la calle. Sonriendo. En un beso que los atrapa. Que los hace prisioneros. A sabiendas, o no, de una ilusión, de un sueño, de un brillo inalcanzable que parpadea con ellos.

Y mi memoria vuela al verlos volar. Mi mente joven, tan joven como ellos, sólo quiere hacerse eco de sus cuerpos. De sus movimientos. De esos sueños que anhelan compartirse con un otro. Ese otro al que quiero inseparable, sereno, propio.

Dormir y soñar. Mientras se pueda. Y yo puedo. Imaginar una historia gloriosa. Viva. Efervescente. Que vibra como ese beso que presencio en la mitad de la calle.

Y en esa historia desaparezco. Tan invisible como aparecí. Tan invisible como fui. Tan invisible como me siento aún siendo la protagonista de mi historia.

Y los veo. Sonrío. Imagino lo que sienten. Lo que sueñan. Lo que hoy los hace presas. Reos de ese beso fugaz bajo los faros ocre de una noche larga. Para ellos. Para mí.

Y sigo soñando con ser ella.
Con ser yo.

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