24 febrero 2010

...espécimen # 1

El hombre de mi vida.
Tierra de nadie.

Lo conocí en mayo del 2002. Un 24 de mayo, para ser más exacta. Y el 25 me besó en una fiesta. Desde allí, estuvimos juntos.

Creo que los primeros seis meses con él pueden ser declarados como los seis meses más deprimentes de mi etapa adolescente. Era de esos que aparecía cuando quería y desaparecía de nuevo como Houdini. Iba y venía. Sin estabilidad. Con mucha bipolaridad temporal y mental. Y entre esta actitud desapegada y mis continuos problemas con un bachillerato en ciencias, el desastre era inevitable.

Sin embargo, pasados esos seis meses de tormenta, las cosas comenzaron a ir realmente bien. Con sus altos y bajos, claro está. Él fue quien me acompañó a la UCV para ver mis resultados en la Prueba Interna de la Facultad. Él fue quien vio mi nombre y apellido en la lista de mi carrera. Él fue el primero que lo supo y también el primero en abrazarme. Creo que nunca me sentí tan orgullosa de mi misma como cuando me hizo sentir que también estaba contento.

Cinco años de carrera. Muchos pasos dados. Muchas fotos. Él siempre de modelo. En mis primeros negativos. En mi primer portafolio. Él siempre el centro de mi vida. De mi vida que recién comenzaba. De esta tierra de nadie.

Con el tiempo fue menguando todo. Se creó un vínculo extraño. Un cariño familiar, de hermanos, de "estoy pendiente de ti y tú de mi". Conciertos juntos. Viajes juntos. Mi familia, su familia y viceversa. Muchas tardes de Cerati en sueños. Muchas noches de Silent Hill e insomnio. El día de mi graduación. Con choque incluído. El prestarme a su papá para convertirlo en el mío.

Y aún a pesar de que ya no nos amábamos, él continuó estando allí para mí. Siempre. Hoy.

Pasaron muchas cosas entre nosotros. Buenas. No tan buenas. Malas. Muy malas. Y todavía está aquí. Es el hombre de mi vida. Esa tierra de nadie que logramos dominar. Mi primer amor. Mi primer amigo de la vida.

Y sé que aunque no nos vemos tanto como antes, él sigue estando. A algunas cuantas calles de mi casa y a sólo una llamada de distancia. Sé que nunca nos va a dejar. Y yo espero no defraudarlo más. No apartarlo nunca más de mi vida, de mis planes. Lo que venga y, sobretodo, quien venga tendrá que aceptarlo como parte de mi vida, como parte de mi sangre.

Porque es el hombre que hasta ahora siempre ha estado conmigo.
Porque es el único que no me ha abandonado a pesar de no estar juntos.
Porque, en muchos sentidos, soy lo que soy ahora gracias a él.
Porque crecí a su lado. Cambié en su hombro.
Porque es mi hermano.
Porque es y será todos los días mi piedra de apoyo.

Porque Kevin es el hombre de mi vida en esta tierra de nadie.

No hay comentarios: